Aunque mucha gente pueda pensar lo contrario, hoy en día esta noble y romántica tradición continúa viva. Matar personas en otros países continúa a ser una actividad practicada con gran entusiasmo. Es además una excelente oportunidad de hacer buenos negocios. ¿Y qué mejor que el dinero para sostener una antigua tradición?

1. Ataque siempre un país extranjero que esté bien lejos. Si no estuviese suficientemente lejos, los misiles lanzados por el enemigo podrían llegar a caerle en casa. ¿Le gustaría eso? Además, el ruido de los disparos siempre resulta algo molesto.
2. Elija un país habitado por personas que no sean de raza blanca y que utilicen lenguas extrañas. Siempre será más fácil justificar el ataque ante la opinión pública.
3. Contrate un ejército mercenario para que haga el trabajo. De esta forma le será más fácil deducir de los impuestos los inevitables costes debidos a la guerra.
4. Ataque empleando sucesivos y repetidos bombardeos. Es siempre más limpio e higiénico. Además, la lucha cuerpo a cuerpo podría provocar morados y rasguños en los mercenarios, lo que encarecería los costes del seguro laboral.
5. No se deje desmoralizar por la pérdida accidental de un soldado. Al fin y al cabo, por cada soldado que usted pierde mueren mil o dos mil personas enemigas, la mayoría civiles pero quizás también algún que otro militar.
6. Cuando ya no quede ningún soldado enemigo en pie, ocupe el país destruido y organice un plan de paz para su recuperación económica. Siempre queda bien visto defender la paz, aunque sea justo después de haberla masacrado.
7. Utilice en beneficio propio todos los recursos económicos del país. Apodérese también de cualquier riqueza que aún exista. Después de todo, ese era el objetivo de la guerra. Por otra parte, los habitantes del país están todos muertos o medio muertos, por lo que de cualquier forma no iban a poder disfrutar de nada de lo que les roba.
7 y medio. No reconozca nunca haber seguido estos consejos. Está claro que no son consejos originales, pues ya han sido utilizados en las más recientes, heroicas y memorables guerras de la actualidad, bien presentes en la memoria de todos. Precisamente por ello, si reconociese haberlos seguido tendría que pagar derechos de autor. Negando haberlos seguido podrá ahorrar un poco de dinero.
Con estos siete consejos y medio usted podrá seguir, sin correr ningún tipo de riesgo, la antigua y valerosa tradición bélica europea. Una tradición que además es actualmente apoyada por toda la comunidad internacional. Como bien sabemos, los derechos humanos están en el mundo cada vez más al revés de que al derecho. Por tanto, no tiene excusa posible para no seguir dicha tradición. ¡Haga ya su negocio!